Comprarnos una vivienda es una de las cosas más importantes
que la mayoría de mortales hacemos a lo largo de nuestra vida.
que la mayoría de mortales hacemos a lo largo de nuestra vida.
Cuando nos compramos un coche lo hacemos para usarlo y para nuestro propio disfrute. Lo mismo ocurre con la nueva televisión de plasma, el sofá que nos cambiamos por otro de mejor, etc... Nadie se plantea que lo hacemos para sacarle un beneficio económico a nuestra compra. Sabemos de antemano que con el paso del tiempo todas estas cosas perderan su valor, pero no nos importa.
En los últimos años, todo aquel que se decidía a comprar una vivienda lo hacía pensando en que iba a hacer negocio. No solamente los que compraban sobre plano al inicio de una promoción para vender al finalizar la obra. También quién se había comprado la casa o piso donde moraba normalmente veía que mensualmente iba acrecentando su valor y se decidía a venderla para comprar una casa o un piso más grande que a su vez valdría mucho más en el futuro. Todo ello engrasado por unas entidades financieras que nos ofrecían todo el capital necesario y más, con unas tasaciones hipervaloradas y con el beneplácito de todos los que pensaban que este sistema de capitalismo especulativo era el descubrimiento de la piedra filosofal en economía.
A diferencia de los coches, televisores, sofás, etc... las viviendas siempre tendran un valor como bien inmueble que son. Su precio subirá más o menos (segun los ciclos) pero siempre será un bien preciado de tener y de longeva persistencia, a diferencia de los bienes muebles referidos.
El cambio de filosofía o de actitud ante la compra de nuestra vivienda debe retomar el sentido de buscarle nuestro propio disfrute y el de nuestra família, dejando en un segundo o tercer término el beneficio que de ella podamos obtener con el tiempo.
Esta reflexión de hoy viene motivada por unas recientes declaraciones que he leido del sr. Warren Buffet, un conocido inversor norteamericano y el segundo hombre más rico del mundo, en las que decía: "El principal motivo para la compra de una casa debe ser el disfrute de la misma, no el beneficio"
Hoy por hoy podemos encontar muy buenas viviendas, acordes a nuestras posibilidades y a muy buen precio,... para poderlas disfrutar.
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En los últimos años, todo aquel que se decidía a comprar una vivienda lo hacía pensando en que iba a hacer negocio. No solamente los que compraban sobre plano al inicio de una promoción para vender al finalizar la obra. También quién se había comprado la casa o piso donde moraba normalmente veía que mensualmente iba acrecentando su valor y se decidía a venderla para comprar una casa o un piso más grande que a su vez valdría mucho más en el futuro. Todo ello engrasado por unas entidades financieras que nos ofrecían todo el capital necesario y más, con unas tasaciones hipervaloradas y con el beneplácito de todos los que pensaban que este sistema de capitalismo especulativo era el descubrimiento de la piedra filosofal en economía.
A diferencia de los coches, televisores, sofás, etc... las viviendas siempre tendran un valor como bien inmueble que son. Su precio subirá más o menos (segun los ciclos) pero siempre será un bien preciado de tener y de longeva persistencia, a diferencia de los bienes muebles referidos.
El cambio de filosofía o de actitud ante la compra de nuestra vivienda debe retomar el sentido de buscarle nuestro propio disfrute y el de nuestra família, dejando en un segundo o tercer término el beneficio que de ella podamos obtener con el tiempo.
Esta reflexión de hoy viene motivada por unas recientes declaraciones que he leido del sr. Warren Buffet, un conocido inversor norteamericano y el segundo hombre más rico del mundo, en las que decía: "El principal motivo para la compra de una casa debe ser el disfrute de la misma, no el beneficio"
Hoy por hoy podemos encontar muy buenas viviendas, acordes a nuestras posibilidades y a muy buen precio,... para poderlas disfrutar.
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